Vistas de página en total

domingo, 15 de diciembre de 2013

Dejemos hablar a los instantes.

Me he dado cuenta de que hace mucho que no escribo, que no me desahogo delante de un papel, pero, repasando mis entradas, he podido comprobar que quien más me ha inspirado es también quien más daño me ha hecho.

El dolor siempre he sabido convertirlo en palabras porque lo he sentido, he sentido mi corazón rompiéndose, he visto como alguien se alejaba de mi sin poder hacer yo nada por evitarlo, han jugado conmigo y me han mentido haciéndome creer que eran ciertas cosas que sólo eran mentiras adornadas.

La felicidad me cuesta más plasmarla en un papel porque cuando he creído acercarme a ella alguien se ha encargado de enseñarme que la felicidad no es lo que yo pensaba. Al final llegué a la conclusión de que la felicidad no existe, que si hay algo a lo que llamar 'felicidad', ésta es momentanea y cuando la sentimos es durante un instante muy concreto. Por eso, cuando intento escribir sobre ella, como ese momento ya ha pasado, me cuesta mucho volver a él y describirlo con palabras.

Por eso te pido que no me inspires, no seas mi musa, lléname de momentos de felicidad que luego no sepa expresar con palabras, que sólo puedan demostrarse cuando el mundo exterior nos da igual; cuando me salvas cada día con una sonrisa.

- Dejemos hablar a los instantes -

No hay comentarios:

Publicar un comentario