Vistas de página en total

domingo, 18 de diciembre de 2011

Pozo

Vivo continuamente en un pozo. Un pozo que cambia de profundidad continuamente. Unos días alcanzo a ver la salida más nítida, veo la luz con claridad y creo que, escalando con fuerza, puedo llegar a salir. Otras, por más que lo miro, veo que me he hundido más y que la salida es inalcanzable.

He de decir que pasé una temporada en la que alcanzaba a tocar el suelo alrededor del foso. Alargaba el brazo y acariciaba la hierba. La mano olía a frescura, incluso podría decirse que estaba ligeramente húmeda. Con un poco de ayuda conseguía alzarme de un salto y ver durante segundos el exterior del pozo. Era hermoso. Un prado verde. Se veía alguien a lo lejos pero no me daba tiempo a distinguir su rostro en esas milésimas de segundos que permanecía en el aire. Tenía esperanza, esperanza de salir del foso para vivir aventuras fuera de él. Eso era lo que me hacía elevarme cada día un poquito más, salir del pozo para poder correr hacia esa persona y ver ese hermoso rostro que estaba segura de saber a quién pertenecía.

Pero, qué paso? Todo una mentira. Un día salté y esa persona no estaba ahí. En su lugar había aparecido la que siempre había estado rodeando el foso, aquella que un día subió conmigo la montaña, me alzó a lo más alto y, en cuanto hubo una piedra en el camino, me dejó caer hasta caer en el pozo en el que estoy.

Poco a poco dejé de saltar, de intentar alcanzar la salida. Prefería no ver a quien estaba fuera. Al final eras tú quien se acercaba y asomaba al pozo, pero no para tenderme la mano, en absoluto, sino para reirte con maldad. Eso sólo hace que la salida esté cada día un poquitín más lejos. Sobre todo cuando traes a otros para que vean mi desgracia. En esas ocasiones es cuando creo, de corazón, que no hay manera de salir.

O me tiendes la mano, o desapareces de mi pozo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Simple

Duermo en una cama alborotada que anhela tu presencia.

Soy complicada, por eso me resulta curioso que este sea mi sueño más recurrente:

Entro en mi habitación y estás durmiendo en mi cama. Noto una leve sonrisa en tus labios. Das dos vueltas, parece que vas a despertar. Ahora frunces el ceño y entornas un ojo intentando abrirlo. Analizas con la mirada tu alrededor, me ves y sonríes con picaresca mientras te apartas el pelo alborotado de la cara. Coges el nórdico y te tapas mientras murmuras algo como: no me mires. Vergonzosa. Te das la vuelta para darme la espalda pero sé que sigues sonriendo.

Me acerco por detrás, te abrazo, un beso en el cuello y un "buenos días, preciosa". Te giras de nuevo y, como ya sabía, la sonrisa sigue siendo lo más bonito de tu cara. Ojos brillantes, me devuelves el beso, esta vez en los labios. Respiro, tu olor en mi cama, tu olor inunda toda la habitación y pienso en cerrarla a cal y canto para que ese olor no se vaya nunca. Te siento y me sientes.

Simple. Es así de simple.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Caos

Quizás algún día pueda quererte más que a mis zapatillas. Mientras tanto en mi cabeza, en mi corazón, en mi mundo: mi caos es mi orden. Así seguiré.

Stay calm. Stay chaotic.