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sábado, 30 de marzo de 2013

Nunca

"No quiero separarme de ti nunca."

Ella leyó la frase por decimotercera vez aquella noche, buscando los labios que un día la pronunciaron, y se encontró con lo mismo que las otras doce veces anteriores: vacío y soledad.

Volvió a cerrar los ojos recordando el momento de aquella frase. Sin querer se le escapó una sonrisa, era un recuerdo demasiado bonito como para desecharlo. Al instante volvió a notar la punzada en el lado izquierdo del pecho e intentó aguantar de nuevo esa lágrima que ya brotaba de sus ojos tristes y sin brillo pero el sabor salado llegó a sus labios. Apretó los ojos con más fuerza hasta hacerse daño. "Dolor físico para paliar el dolor emocional", pensó. Las formas en la oscuridad de su mente comenzaron a formar una imagen y unos ojos verdes se aparecieron ante ella. Abrió sus ojos de par en par. Empapados en lágrimas. Se pasó la lengua entre los labios para confirmarlo: el dolor es salado. Recordó tantas cosas que no quiso ni describirlas.

"Yo tampoco quiero separarme de ti nunca." Contestó al mismo vacío que llevaba observándola desde hacía horas. Se sintió absurda. El silencio sólo se rompió con un sollozo y las sábanas la arroparon susurrándola que, una vez más, un desengaño había hecho que volviera a su amparo.