Ganas de que termine ya la semana para volver al viernes y seguir el mismo principio de todos los fines de semana:
"Es hora de destrozar el hígado para intentar arreglar el corazón".
Aunque en el fondo, luego los fines de semana no me reportan todo lo que espero de ellos. O más bien, lo que querría de ellos.
Sin embargo no creo en las casualidades. Sí en las miradas y en las sonrisas.
Porque en el fondo, no somos tan distintas. Pero sí lo suficiente.
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