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lunes, 19 de marzo de 2012

Historia

Esto es muy sencillo.

Imaginaos cuando érais pequeños, resulta que un día llegan y os dan un juguete, así sin avisar. Os quedáis extrañados, no sabéis muy bien a que viene ese juguete, incluso lo cogéis con un poco de reparo. Al principio os resulta divertido, no sabeis muy bien como funciona pero no está nada mal. Cuando conseguis manejarlo del todo veis que es genial, el mejor juguete del mundo, nunca os cansaríais de ese juguete. Es increíble. Queréis tenerlo para siempre. Disfrutarlo vosotros.Estáis tan orgullosos de ese juguete que os encanta que los demás lo vean y lo admiren, para darles un poco de envidia, porque no. En definitiva, es perfecto.

Pero un día, tan pronto como llegó, se va. Sin avisaros y sin daros un por qué, os lo arrebatan de las manos. Ya no es vuestro. Ese juguete maravilloso deja de formar parte de vuestro día a día. O no. No, porque os lo han quitado, pero lo dejan arriba, muy arriba, en el estante más alto, de la estantería más alta de la pared más alta de toda la casa. Desde abajo lo podéis ver, nítidamente además. Pero no lográis llegar a él, ni siquiera os acercais. Da igual el taburete, la silla o la escalera que utilicéis, es inalcanzable.

Y ahí está, quieto, lo veis a diario, todos los días pasais por delante de la estanteria y lo veis.

Como cada día volvéis a mirar y ese día es distinto: no está. Os volveis locos. ¿Donde está el juguete de vuestros sueños, aquel que os hizo inmensamente felices? Os asomais a la calle y lo veis, otro niño lo tiene en sus manos. Ira. Rabia. ODIO. No puede ser, no puede ser que esté con vuestro juguete. Y mirad como lo trata, lo tira, lo pisotea. ¿Cómo puede tenerlo ese niño y no vosotros? Reventais de la rabia.

Decidís que sólo era un juguete más, hay millones dr juguetes en el mundo! Y seguro que mucho mejores. Buscáis. Catáis otros juguetes. Unos, demasiado infantiles para vosotros. Otros, le deis las vueltas que le deis, no conseguis entenderlos. Empiezais a pensar que no hay uno igual. Y pasan los días, los meses, los años. Seguis viendo vuestro juguete a diario, en la estanteria, con otros niños, incluso algún día oa permiten acariciarlo, os lo ponen en la yema de los dedos, parece que únicamente para haceros sufrir, eso pensáis. Teneis que olvidaros de el. Nunca más estará en vuestras manos, debeis borrarlo de vuestra mente. Pero, cómo? Cómo vais a olvidarlo viendolo a diario? Os haceis esa pregunta a diario. Veremos cuán posible es.

Ahora extrapolad esto a mi vida diaria y sustituid ese juguete por nombre de mujer.

Y he aquí mi historia.

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